Ciudad oxidada

Hoy, ha llovido púrpura...
el breve paisaje urbano,
afuera de mi ventana lastima.
Las láminas oxidadas de los techos
se arrastran
sobre los postes de luz
y en la noche,
el país embrutece
y aplasta la vaguedad de tu respiro...

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Los cementerios

No puedo,
sino ir
donde mis ojos van,
donde las articulaciones
de los pétalos
se enmascaran con los tallos,
donde se engrandece el color.
Donde la mezcla del éter
permanece impávida,
y la clorofila
suspira el oxígeno,
es ahí entonces,
donde mis ojos
encontrarán lo que
andan buscando,
y la voz del ausente,
quizá aparezca
en la profundidad de los cementerios.

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Tristeza

Sé que estás triste...
¿Qué perfume ha de anidar en
tu cuello que no me permite
levantar liviano de tu regazo?
¿Qué textura debe ser
tan apacible para hacer
sentir tu piel como un terciopelo azul?
¿Qué ternura tan intensa
ha de compartirse contigo
para que se estremezca tu ser?
Vé pués y acuéstate,
que la tristeza es una sábana blanca
que deja pasar los rayos del sol...

Fotografía: René Calderón

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En silencio ha de ser

Todo lo bueno
que muchos no ven en ti,
ha de hacerse
en silencio
en la cobertura clandestina
del amor
en el ancho mundo
del peligro y la ternura
en el silencio de las esquinas
y las calles
donde sólo escucho
tus pasos...

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Aullido

Todo lo que dije
o lo que diga
habrá de callarse
a su tiempo,
hasta que explote
como el “Aullido”
de Allen Ginsberg...

Imagen tomada de: BarbasPoeticas.com

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La derrota

La derrota
está exactamente
al mismo nivel
del desprecio,
nunca sabes
por donde vendrá...

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Los ángeles

Los ángeles
que en su infortunio,
caen a la tierra,
no caen dos veces,
y hoy,
he estado con uno
mirada de musgo oxidado
desafiante oxidado...

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Los necios

No importa
lo que hagas,
la miseria interior
estará en
los otros...
los necios...
los horribles...

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La espada

He caminado miles de kilómetros,
he soltado manchas oxidadas de sangre,
palabras que cayeron más rápido que yo,
aprendí a ser “hombre”
en la canción de la metralla,
fui otro y nadie más,
fui la espalda que cargó tus huesos,
la espada que cortó tu carne,
el que te desgarró en el sustancial
verde del cerro...

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Coronavirus

Cuando todo termine
el viento soplará
mi rostro incólume
mi óxido estará
aferrado a las alas
de un vuelo frágil
que no tendrá
un punto de retorno...

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Quién soy. / Who am I.

Bievenido!

Antropólogo, estudiante del sentir de la palabra, el pensamiento y las emociones. Me motiva el contacto de los ojos y la inteligencia, la textura poética se ha ha convertido en mi piel y la prosa en mi respirar. Tengo, ahora, ojos de poesía y todo lo que veo, lo convierto al contexto del corazón.

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